Nuestro Apple ID es posiblemente la cuenta más importante que poseemos, incluso más importante que nuestra cuenta bancaria, ya que es probable que guardemos las claves de acceso a esta última en nuestro Apple ID. Por ende, asegurar eficazmente nuestra cuenta es fundamental, comenzando por elegir una contraseña robusta. Con ello protegeremos una gran cantidad de datos, como las claves de servicios y sitios web, notas, imágenes, información de salud, datos de tarjetas de crédito, y mucho más.
Una clave fácil de memorizar
Evidentemente, una clave debe ser robusta, pero también fácil de memorizar. Sí, podemos emplear un administrador de contraseñas, pero dado que la clave del Apple ID nos proporciona acceso al propio administrador de contraseñas del llavero de iCloud, es vital que, al menos esta clave, la tengamos siempre presente. Tampoco queremos una clave demasiado larga o complicada para tener que anotarla, pues debilitaríamos así su seguridad.
Así, la mejor sugerencia es utilizar claves largas, muy largas, de 57 caracteres, no solo de ocho. ¿Y cómo generamos una clave de este tipo? Muy sencillo: seis palabras aleatorias. Veamos un ejemplo.
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Esta clave incluye un número, una mayúscula y un signo. Unos caracteres especiales que están dispuestos de manera que sean simples de retener y también de escribir. No hay números y letras entremezclados en la clave que pudieran ocasionar confusiones al teclear, ni siquiera mayúsculas en palabras intermedias para simplificar el escribirla rápidamente.
Si descontamos las dobles letras, que son opcionales, pero encarecidamente aconsejables, estamos hablando de memorizar seis palabras, todas ellas separadas por un espacio, palabras que adicionalmente tendrán un significado para nosotros, por lo que creamos una clave robusta y fácil de memorizar.
Respecto a la seguridad, la cosa se torna sumamente interesante. Es una clave de 57 caracteres. Según algunas estimaciones, quebrar una clave de este tipo requeriría 309x10E180 años. Dicho de otra manera, muchísimas veces la edad del universo. Por supuesto que con las computadoras cuánticas…, pero habremos cambiado la clave antes de eso.
Numerosos expertos, incluida la EFF, coinciden en que las claves generadas de esta manera son asombrosamente seguras, pero es que, además, la clave no es el único factor que resguarda nuestra cuenta. Existen varias consideraciones adicionales que debemos tener en cuenta. En primer lugar, es crucial no compartir la contraseña con nadie, no utilizarla para otros servicios y evitar anotarla en notas o papel, sino simplemente memorizarla.
En segundo lugar, la autenticación de doble factor es de suma importancia, ya que requiere generar un código en uno de nuestros dispositivos para acceder a la cuenta. Un detalle que incrementa muy significativamente la posibilidad de que incluso si alguien conoce la contraseña, no pueda acceder a la cuenta sin el código adicional.
Por último, existen protecciones invisibles que dificultan enormemente el acceso a un Apple ID. Por ejemplo, hay limitaciones en los intentos de inicio de sesión. Esto significa que no se pueden probar contraseñas al azar, lo que hace que los ataques de fuerza bruta nunca puedan tener éxito. Así, una contraseña compuesta por seis palabras, fácil de recordar, con números y una mayúscula al inicio, es extremadamente segura. Una forma fácil de proteger toda la información que almacenamos en el Apple ID.
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Imagen | Rahul Chakraborty